Enfermedades tratadas con terapias genéticas
Enfermedades tratadas
con terapias genéticas
AUTORA: PEÑALOZA ARANDA EVELYN EUNICE
¿Qué ES LA TERAPIA GENETICA?
La terapia génica se ha desarrollado como un método de
acercamiento al tratamiento de las enfermedades humanas basado en la
transferencia de material genético a las células de un individuo. Habitualmente
la finalidad de esta transferencia de material genético es restablecer una
función celular que estaba abolida o defectuosa, introducir una nueva función o
bien interferir con una función existente. Así, las distintas estrategias de la
terapia génica se basan en la combinación de tres elementos clave, el material
genético a transferir, el método de transferencia y el tipo celular que
incorporará dicho material genético. Inicialmente la atención se centró en el
tratamiento de las enfermedades hereditarias monogénicas, pero posteriormente
la mayor parte de los ensayos clínicos (más de cuatrocientos) han abordado el
tratamiento del cáncer. En China se ha aprobado un producto genético para su
comercialización: un adenovirus que transfiere la versión correcta del gen
supresor de tumores p53. Y a finales de los 90, un grupo de niños con
inmunodeficiencia combinada severa fue exitosamente tratado mediante la
transferencia ex vivo a células de su médula ósea de la versión correcta del
gen alterado, aunque algunos de estos niños han desarrollado más adelante
síndromes linfoproliferativos por la activación de un oncogén en las células
corregidas. La terapia génica humana es factible y puede ser útil, pero las
herramientas necesitan ser perfeccionadas para que pueda llegar a formar parte
del arsenal terapéutico habitual.
Las técnicas que implican la manipulación
del ADN son actualmente una revolución en el mundo de la biología y la
medicina, y aunque se encuentran en un estado incipiente han desencadenado un
gran debate público. La terapia génica pertenece al conjunto de estas novedosas
técnicas moleculares para el tratamiento de enfermedades hereditarias,
adquiridas e incluso infecciosas que son actualmente incurables. Pero como
todos los avances científicos, la terapia génica también presenta su lado
oscuro.
La
finalidad inicial de la terapia génica era el tratamiento de enfermedades
genéticas causadas por la deficiencia de un único gen, es decir, sustituir el
gen alterado por la versión normal. Las enfermedades monogénicas candidatas a
este tratamiento eran, entre otras, la fibrosis quística, la distrofia muscular
de Duchene, las talasemias, y la fenilcetonuria. Pero enseguida se vio que
también se podría aplicar a otras enfermedades muy distintas, como el cáncer,
algunos trastornos endocrinos, e incluso a infecciones virales como el sida,
siempre que la relación entre el beneficio de la aplicación de la técnica fuese
mayor al riesgo que comporta.
Los
fines teóricos de la terapia génica son actualmente tres: corregir un defecto
genético hereditario, modificar un defecto genético adquirido, o añadir una
función nueva a un grupo de células.
Actualmente
estas técnicas están en un estado incipiente y existen aún importantes
limitaciones, como encontrar un vector eficiente (la molécula que transporta el
gen a la célula diana) y conocer las células del cuerpo más susceptibles a este
tratamiento.
La
terapia génica se puede llevar a cabo en células somáticas (terapia génica
somática)1,
mientras que si se realiza en células germinales (espermatozoides, óvulos)
hablamos de terapia germinal2.
A
igual que todas las técnicas que implican una modificación genética, se ha
abierto un debate social sobre sus finalidades. Parece que la mayoría de los
científicos, así como la mayoría de nuestra sociedad, respaldan la terapia en
células somáticas, pero en cambio la terapia germinal ya es más discutida,
puesto que no solamente afectaría al propio individuo, sino que se transferiría
a la descendencia, afectando a largo plazo a la variabilidad genética de
nuestra especie.
Introducir
ADN foráneo en las células
El
conocimiento de aquellas proteínas humanas cuya ausencia o alteración son
desencadenantes de una determinada enfermedad y que su administración en su
forma normal podría paliar los síntomas o el desarrollo de determinadas
patologías son el fundamento de la terapia génica; es decir, como las proteínas
están codificadas por un gen, la terapia génica se basa en introducir o
transferir el gen que codifique para la función normal de dicha proteína.
Es
importante distinguir, tal como hemos comentado anteriormente, dos grandes
grupos en las técnicas de terapia génica en función de las células tratadas: la
germinal y la somática. Actualmente sólo se acepta la terapia génica en células
somáticas, puesto que solamente afecta al propio individuo, mientras que la
terapia en las células germinales se transmite a la descendencia. Además,
muchos estudios realizados en ratones demuestran que la terapia génica germinal
dan como resultado alteraciones no controladas en muchos de los embriones. Por
ello, la mayoría de los científicos opinan que mientras que las técnicas no
estén lo suficientemente desarrolladas no se deben llevar acabo en este tipo de
células.
Las estrategias
moleculares teóricas para la terapia génicas son básicamente tres: por
«inserción génica», que implica la inserción de la versión normal del gen
defectuoso sin modificar el gen alterado; por «modificación génica», en la que
el gen alterado es modificado por mutagénesis dirigida, y la «cirugía génica»,
que implica la substitución del gen defectuoso por el gen normal. Estas son las
estrategias teóricas, puesto que actualmente los métodos utilizados sólo
contemplan la primera posibilidad, la inserción génica, en el que el gen
alterado permanece en la célula y su disfunción es superada por la inserción de
una copia del gen normal
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